Hace unos días estaba compartiendo una enseñanza acerca del milagro de la resurrección de Lázaro, y Dios comenzó a hablar a la congregación acerca de que él desea resucitar muchas cosas que ya las damos por enterradas (otro día les comparto acerca de eso mas ampliamente), pero hablaba de esperanza, de creer que Jesús puede salvar lo que parece insalvable, de dones y de sueños que los hemos dado por perdidos o los hemos simplemente tirado al cesto de basura.
Antes de predicar esto Dios primero habló a mi propia vida y es por eso que, entre otras cosas, he decidido volver a escribir, algo que me apasiona hacer es compartir la palabra de Dios, tambien lo es escribir, y si lo que me gusta escribir puede edificarnos mutuamente, entonces lo seguiré haciendo, para su honra y gloria. No quiero nada de palabras rebuscadas, ni léxico teológico(?) sino aquellas palabras que siento que su Espiritu me susurra al corazón al ir escribiendo.
Me preguntaba hoy, cómo cambiarían nuestras vidas si tomaramos un momento para encerrarnos en silencio y venir como lo hizo aquella mujer en Lucas 7:37-38, llorando al besar los pies de Jesús, en una actitud de arrepentimiento y de adoración, si vinieramos a diario en genuino reconocimiento de nuestros errores y nuestras fallas, de las palabras que oops! dijimos, o las acciones que hicimos o dejamos de hacer, pero con todo el corazon derramado ante él con sinceridad, sin máscaras ni religiosidad, sino con amor, con humildad, con corazones arrepentidos... oh! cómo serían nuestros días de diferentes!
El solo hecho de ponerme en una posicion de estar postrada en el suelo y ver hacia arriba e imaginarme que estoy a los pies de Jesús, ya me hace sentir su grandeza y mi pequeñéz, su poder y mi impotencia, su amor incondicional y su gracia inmerecida sobre mi, pero tambien su protección y su cuidado ante mi debilidad.
Es bueno ver las cosas desde arriba como lo hacen las águilas, que ven su objetivo desde muy lejos, se tiene una perspectiva amplia de las cosas... sin embargo, no se tú que opinas, pero yo siento que debo comenzar mi día viendo desde las alturas, pero definitivamente tengo que terminarlo postrada como esa mujer: besando Sus pies y ungiendolos con el perfume de mi adoración... Inténtalo y verás.
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